No existe una época mala para disfrutar de la cabaña El ojal. El otoño nos presenta una increíbles paleta de marrones, que cubren las arboledas que rodean la finca y observar la lluvia caer en los pastos, sentado en el ventanal de la cabaña, te inunda de paz y tranquilidad. El frio invierno invita a disfrutar de tardes de charla y juegos, reunidos junto a la estufa o de un buen café admirando las cumbres nevadas del valle. Con los primeros rayos de sol de la primavera, los pastos se llenan de sus dueños y señores, las vacas, y los pequeños disfrutan de su cercanía y grandeza. Comienzan las barbacoas, y las largas sobremesas en la terraza disfrutando de las vistas del Valle. Las aventuras en verano son ilimitadas, como encontrar el puente de piedra del rio Troja y recorrer su cauce para refrescarse en las pozas naturales.